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Consumo de alimentos altamente procesados ​​y salud: nuevas evidencias de la investigación

Dos estudios aportan evidencias que asocian un alto consumo de alimentos ultraprocesados ​​con mayores riesgos para la salud

La Comida que consumimos regularmente tiene efectos a largo plazo en nuestra salud. Una forma de clasificar los alimentos es por su nivel de procesamiento industrial. Alimentos como frutas y verduras frescas, leche, legumbres, cereales y huevos no están procesados ​​o están mínimamente procesados. Los alimentos "procesados" como el queso, algunos panes, frutas y verduras enlatadas, etc., generalmente contienen sal, aceite, azúcar, etc. añadidos. Por el contrario, los alimentos altamente procesados ​​o "ultraprocesados" han pasado por un extenso procesamiento industrial para mejorar su sabor o aumentar su vida útil. Alimentos ultraprocesados por lo tanto, están cargados de sustancias químicas con conservantes, edulcorantes o potenciadores del color añadidos. Estos alimentos son muy adictivos y contienen altos niveles de azúcar, grasa y / o sal añadidos y carecen de vitaminas y fibras.

Ejemplos de alimentos ultraprocesados ​​incluyen comida chatarra, productos horneados envasados, bebidas gaseosas, carne procesada, cereales para el desayuno con alto contenido de azúcar, sopas instantáneas, comidas preparadas, etc., y se venden en cajas, latas, frascos o bolsas. Los expertos comentan que si la lista de ingredientes de un alimento es de más de cinco elementos entonces definitivamente está en la categoría de ultraprocesados. El consumo de alimentos ultraprocesados ​​es elevado en muchos países desarrollados debido a su atractivo culinario, precio, disponibilidad y mayor vida útil. Muchos estudios han relacionado estos alimentos ultraprocesados ​​con un mayor riesgo de obesidad, presión arterial alta y colesterol alto, pero la evidencia sigue siendo limitada.

Dos nuevos estudios publicados en BMJ el 29 de mayo proporcionan fuertes evidencias que apuntan hacia un vínculo positivo entre el consumo de alimentos altamente procesados ​​y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y muerte. En el primer gran estudio de cohorte, los investigadores recopilaron datos de 105,159 adultos franceses de ambos sexos y una edad promedio de 43 años. Como parte del estudio NutriNet-Sante, los participantes completaron un promedio de seis cuestionarios dietéticos de 24 horas para medir su ingesta habitual de 3,300 alimentos agrupados según el grado de procesamiento según la clasificación NOVA. Las tasas de enfermedades de estos adultos se midieron durante un período de seguimiento de 10 años. Los resultados mostraron que el aumento del 10 por ciento en el consumo de alimentos ultraprocesados ​​se asoció con mayores tasas de enfermedades cardiovasculares y enfermedades coronarias. Y se encontró una fuerte asociación entre los alimentos frescos o mínimamente procesados ​​y un menor riesgo de estas enfermedades. A continuación, los investigadores tienen como objetivo agregar todas las marcas comerciales de varios productos industriales en los registros dietéticos del participante para evaluar con mayor precisión la exposición.

En un segundo estudio, los participantes (18,899 hombres y mujeres adultos españoles con una edad promedio de 38 años) completaron un cuestionario de 136 alimentos cada dos años entre 1999 y 2014 como parte del estudio SUN (Seguimiento Universidad de Navarra). Al igual que en el primer estudio, los alimentos se agruparon según los niveles de procesamiento. Los resultados indicaron que una mayor ingesta de alimentos ultraprocesados ​​(es decir, más de 4 porciones al día) se relacionó con un aumento del 62 por ciento en el riesgo de mortalidad (por cualquier causa) en comparación con el consumo de 2 porciones al día. Con cada porción extra de alimentos ultraprocesados, el riesgo de mortalidad aumentó en un 18 por ciento. Ambos estudios tomaron en cuenta factores establecidos del estilo de vida y marcadores de la calidad de la dieta.

El consumo de alimentos ultraprocesados ​​en los países desarrollados es alarmantemente alto y, por lo tanto, es imperativo informar a los consumidores sobre las implicaciones para la salud para que puedan tomar decisiones informadas. Se necesitan directrices nutricionales adecuadas, reformulaciones de productos para mejorar la calidad nutricional e impuestos adecuados para desanimar a los consumidores y limitar el consumo de alimentos ultraprocesados. Los alimentos frescos o mínimamente procesados ​​deben estar respaldados y, por otro lado, debe restringirse la comercialización de alimentos ultraprocesados. Esto debe implementarse en las políticas de salud, particularmente en los países desarrollados.

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{Puede leer el trabajo de investigación original haciendo clic en el enlace DOI que figura a continuación en la lista de fuentes citadas}

Fuentes)

1. Srour B. y col. 2019. Ingesta de alimentos ultraprocesados ​​y riesgo de enfermedad cardiovascular: estudio de cohorte prospectivo (NutriNet-Santé). BMJ. https://doi.org/10.1136/bmj.l1451
2. Rico-Campà A. et al. 2019. Asociación entre el consumo de alimentos ultraprocesados ​​y la mortalidad por todas las causas: estudio de cohorte prospectivo SUN. BMJ. https://doi.org/10.1136/bmj.l1949

Equipo SCIEU
Equipo SCIEUhttps://www.ScientificEuropean.co.uk
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